Hoy vamos con la última entrega de posts relacionados con las sobreexcitabilidades que pueden darse en nuestros niños de Alta Demanda. Pueden tener una o varias y siempre es importante conocerlas y tenerlas en cuenta para poder entender y atender mejor a nuestros intensos hijos.
Aquí puedes leer las anteriores: sobreexcitabilidad psicomotriz, sensorial, intelectual e imaginativa.
Hoy toca hablar de la sobreexcitabilidad emocional. Ésta, tal vez sea la más difícil de llevar por la intensidad de sus emociones que les hace desbordarse con facilidad.
Los niños de Alta Demanda con sobreexcitabilidad emocional tienen sentimientos muy fuertes, intensos y complejos, que expresan de manera contundente con rabietas muy fuertes que se dan desde una temprana edad y se prolongan en el tiempo más que en niños de temperamento más tranquilo, menos intenso.
Los niños que tienen esta gran intensidad emocional tienen fuertes reacciones ante estímulos cotidianos, ya sean positivos (como entusiasmarse tanto por algo que les gusta que pierden el control) o negativos (frustraciones por que no pueden hacer o tener algo que les apetece en ese momento)
Lo más importante es que aprendamos a respetar sus emociones, ya que ellos se sienten así y nosotros no podemos cambiar eso, pero sí podemos guiarles para que ese desborde emocional no les haga perder el control.
Algunas recomendaciones para manejar la sobreexcitabilidad emocional son:
- Estar muy presentes, para conocer sus reacciones y poder anticiparnos a ellas.
- Enseñar a nuestros hijos el vocabulario de las emociones. Tienen que conocer cómo se llama lo que sienten, para luego poder procesarlo.
- Enseñarles técnicas, juegos y actividades que le relajen desde pequeño, para que sea él mismo el que elija la mejor en cada momento.
En el caso de mi hija mayor, hemos trabajo el mundo emocional desde pequeña (ahora tiene 8 años) y dispone de un amplio vocabulario para definir lo que le pasa en cada momento. Así pone palabras a sus emociones y eso nos sirve de ayuda, tanto a ella como a mí, para buscar una solución a ese desborde emocional eligiendo en cada momento lo que necesita hacer para calmarse.
Es muy importante trabajar las emociones de los niños y dotarles de herramientas para que ellos mismos puedan gestionarse ya que la intensidad emocional es algo que les va a acompañar durante toda la vida y siempre será más favorable que sepan cómo actuar ante sus intensas emociones ahora y cuando sean adultos.
Una forma divertida de conocer las emociones más básicas es viendo la película «Del revés», recomendable para niños un poco mayorcitos ya que los niños muy sensibles pueden sentir pena durante el desarrollo de la peli, aunque termina dejandoles un buen sabor de boca.
Hola Mónica! Yo ahora me encuentro en un punto, en el que creo que me voy a volver loca. El pasado 11 de octubre inicié el destete nocturno, porque ya no podía más (iba mi salud mental en ello). Ella tiene ahora 2 años y medio y le expliqué, que las tetis dormían por la noche. Y ella se despide, les da un besito. Hasta aquí, todo bien. Pero se despierta, y la lía parda. Intento hablarle bien, decirle que ya habíamos quedado en que no hay más teti hasta que sea de día. Pero ella se sienta en la cama. Su frase es: mamá, quiero teti. Y yo: que no. Y ella: sí. Ahora.
Así nos podemos tirar más de diez minutos (esta mañana casi una hora entre micro-sueños y volver a pedir). No sé qué más hacer, entiendo que aún es pequeñita. Como bien explicas, ella se sobreexcita, y yo me quedo sin herramientas y no la sé calmar. Espero que esto cambie/evolucione, pronto.
Perdón por el rollo, y gracias por el post!
Es que razonar con nuestros peques de día es «fácil» pero cuando están medio dormidos es otro cantar. Yo te aconsejaría que probaseis el plan padre, es decir que cuando se despierte sea el padre el que la atienda y al ver que no hay teti siga durmiendo. A ver si os funciona!!
Un abrazo
Mónica
Para mí el mayor problema de esto es cuando son pequeños y todavía no hablan. Mi hijo tiene 16 meses y cuando está contento, se pone tan nervioso que te pega, por ejemplo… Y cuando hay algo que le desconcierta, se tira al suelo en plan rabieta de niño de tres años. Lo hace desde muy pequeño, la primera rabieta fue en la guardería y fue con 11 meses, fue su seño quien me dijo que nunca había visto a un niño tan pequeño tener una rabieta tan clara y que no podía ser por imitación puesto que en su clase no había niños mayores. Lógicamente todavía no habla como para ponerle nombre a sus emociones y aunque intento explicarle las cosas todavía sé que no me entiende bien… es cuestión de tiempo, lo sé, pero no veo el momento en el que pueda explicarme cómo se siente… Mi hijo mayor es AACC y con él también trabajamos mucho las emociones (tiene 7 años) y la negociación (a partir de los dos añitos) fue un triunfo con él… espero que alguna vez me sirva también con el chico 😉
Trabajar las emociones con estos niños tan intensos es vital, y aunque sea un trabajo en ocasiones difícil, funciona 🙂