Una de las cualidades positivas que tienen la mayoría de niños de alta demanda es su madurez intelectual. Esto hace que niños con apenas dos años de edad hablen, se expresen y razonen como niños de bastante más edad. Es decir que desde una edad muy temprana piensan y lo hacen con sentido, se hacen preguntas complejas y necesitan respuestas concretas.
A mí esta característica me parece estupenda, pero que piensen como niños mayores no quiere decir que lo sean, solo quiere decir que una parte de ellos está más desarrollada y hay que atenderla.
Hay mamás que consideran que si son capaces de esas reflexiones, pueden utilizar con ellos la silla de pensar cuando hacen algo «malo»
La silla de pensar realmente es un castigo disfrazado. Es exactamente igual que el rincón de cuando yo era pequeña, solo que ahora maquillado de: «para que el niño piense lo que ha hecho».
Cuando un niño hace algo que tú consideras que no está bien y le mandas a la silla de pensar a que piense en lo que ha hecho, lo más probable es que el niño ni siquiera entienda porqué le obligas a estar sentado allí, ni qué quieres que haga. Casi seguro que el niño no considera que haya hecho nada malo, con lo que lo único que conseguirás es que se enfade porque no entiende el porqué de tu manera de actuar.
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Si realmente sí es consciente de haber hecho algo que no está bien, seguramente en la silla de pensar lo que haga sea sentirse humillado porque le has descubierto y utilizará ese tiempo para pensar en alguna manera de que la próxima vez no le descubras, además de sentir resentimiento y un gran malestar.
En estos casos yo creo que lo que se quiere conseguir es arrepentimiento y un firme propósito de no volver a hacerlo nunca, pero rara vez el niño se arrepiente de lo que ha hecho, ya que probablemente para él sea un juego sobre todo cuando son pequeños.
Si realmente queremos hacer ver a nuestro hijo que eso que ha hecho no está bien, es mucho más sensato hablar con tranquilidad, es decir cuando se nos haya pasado a nosotros el enfado y aprovechar esa capacidad que tienen de razonar para explicarles con claridad lo que nos ha molestado. Es mucho más efectivo decirles lo que pasa que mandarles a pensar en algo que al que a molestado es a mí.
Pensar es maravilloso, es una de nuestras mejores capacidades y los niños de alta demanda la desarrollan muy pronto, vamos a aprovecharla para hablar, explicar, y que ellos descubran también lo fantástico que es. Si les castigamos a que piensen, dejará de ser algo bueno.