Cuando mi hija era pequeña todas las noches tocaba leer cuentos antes de dormir, y digo cuentos porque nunca sabíamos cuántos iba a quierer esa noche, lo que estaba claro era que no iba a ser uno solo. Como en casi todas ls situaciones siempre quería más y más.
Cuando nació mi hijo seguíamos leyendo cuentos. Mientras le daba el pecho al pequeño para dormir, leía a la mayor, y así ella seguía teniendo su momento. Era una buena manera de atender a los dos a la vez.
Según fue creciendo el pequeño se fue complicando la situación. Hubo una época en la que él se metía antes a dormir porque él mismo lo pedía, cosa que nunca me ha pasado con mi hija. Y cuando se iba mi hija a dormir ya no podíamos leer el cuento en la cama porque si lo hacíamos se despertaba.
Probamos a hacerlo en el salón pero no era lo mismo, y poco a poco fuimos perdiendo esa costumbre.
Por suerte hace poco la hemos retomado aunque con algunos cambios.
Ahora mi hijo se va a una habitación con papá y éste le lee un cuento.
Mi hija y yo nos vamos a otra y es ella la que me lee el cuento a mí.
Hace muy poco que ha empezado a leer, aunque conoce las letras desde muy pequeña, pero una serie de «dificultades» hicieron que su proceso lector se ralentizase un poco. Estuvimos pensando incluso en una posible dislexia.
Ha estado una racha bastante larga muy desmotivada y no quería saber nada de letras, y es que hay niños de alta demanda que son tan perfeccionistas que si no consiguen hacer las cosas perfectas prefieren no hacerlas.
Para motivarla hemos tenido que recurrir a buscar todo tipo de recursos creativos para que descubriese que leer puede ser algo muy útil y divertido y debo decir que lo hemos conseguido.
Ahora está en un momento en el que quiere leer todo lo que ve por todas partes, y le da igual hacerlo en mayúsculas que en minúsculas y es feliz haciéndolo. Lo disfruta.
A pasos agigantados está perfeccionando su capacidad lectora y la comprensión de lo que lee y a mi solo me queda maravillarme y disfrutar de como día a día va mejorando.
Una vez más me doy cuenta de lo importante que es respetar sus ritmos y no obligarles a nada para lo que no están preparados por el motivo que sea. En esta ocasión además he comprobado lo importantísimo que es acompañarles en sus procesos, ya que si bien no la hemos obligado a leer, sí que hemos estado a su lado motivándola.
En la crianza y educación de tus hijos: acompaña, respeta sus momentos, sigue sus ritmos. Porque no siempre antes es mejor.
Que alegría leer esto, casi es nuestra historia. La introducción a la lectoescritura y las odiosas tareas escolares le llegaron a mi hija al mismo tiempo que el hermano. Menudo esredo, yo apenas lo estoy entendiendo, para entonces no lo hice y presionamos en casa y presiona la escuela, al punto que la pasión por mejorar solo se presenta, tímidamente en períodos de vacaciones, ya va para 9 años y lo que mas me inquieta es su poca motivación para intentarlo.
Pero hay algo que dices que me ha dejado deslumbrada sobre querer hacer las cosas a la perfección, asi reacciona para escribir, para dibujar, hasta para caminar, espero hasta despues del año y cuando lo hizo ya total dominio.
Entiendo tu alegría, mucha felicidad para tu hija en el mundo de aventura que se avecina con la automia al leer
Muchas gracias Claudia la verdad es que me siento feliz viéndola descubrir el mundo a través de las letras.
Seguro que podeis buscar alguna manera para que esté motivada más a menudo no solo en vacaciones.
Un abrazo,
Mónica