Hace un largo tiempo que escribí un cuento y te prometí la segunda parte en breve. Debo confesar que han pasado casi dos años y medio desde esa primera parte, y que aún no había tenido oportunidad de relatar la segunda parte, pero hoy, por fin lo puedes leer aquí.
Nos encontramos de nuevo en el reino de la Alta Demanda donde en todo este tiempo muchas cosas han cambiado.
- El hada perfectilla ha crecido mucho, ya tiene 8 años y mucho más claro lo que quiere y cómo lo quiere. Sigue inventando fantásticas historias, cada vez más creativas y complejas. Ahora tiene además otras aficiones como el diseño y la composición e interpretación de canciones. Para todos estos eventos suele contar con la inestimable ayuda del:
- Duende explorador que también ha crecido mucho, ya tiene 3 años y medio y es el que más ha cambiado. Ya domina perfectamente el idioma del reino y ha aprendido muchas cosas de su compañera el hada sobre todo a inventar historias y a componer canciones.
La mayor parte del tiempo que pasan juntos en el reino lo hacen en modo colaborativo y las historias que montan entre los dos son dignas del mejor guionista de cine. Para ello utilizan todo el atrezzo disponible en el reino, a pesar de que la reina no siempre ve con buenos ojos ese despliegue de medios, pero todo sea por seguir el guión. La única condición que pone la reina es que al terminar la puesta en escena el reino quede más o menos como antes, y para ello suele echarles una mano (recoger todo el material de una superproducción de este calibre es bastanta costoso y no suele ser el trabajo que más les gusta al hada y al duende)
En otra ocasiones, la puesta en escena es un musical con el que deleitan al resto de habitantes del reino: canciones, coreografías, bailes, trucos de magia…todo tiene cabida en el espectáculo. Incluso algún día la organización del evento incluye hasta la cena, cosa que los señores del reino agradecen.
Así que la mayoría de las veces el duende y el hada trabajan en equipo para satisfacción de los señores del reino, consiguiendo unos resultados excelentes y una tranquilidad y disfrute enorme para los señores.
Pero, a veces hay desavenencias en el reino, vivir en armonía todo el tiempo es algo muy difícil. Lo normal cuando se convive las 24 horas del día es que surjan los roces, en especial cuando el hada decide que en ese momento quiere hacer algo de hadas mayores y no quiere contar con la inestimable ayuda del duendecillo.
El duendecillo no entiende porqué ya no es requerida su colaboración. A veces se lo toma bien y crea su propia historia a parte, y aparecen diversas historias por el reino donde sigue reinando la armonía, esta vez en solitario.
Pero otras veces el duendecillo no quiere estar solo y crea un juego con el hada: intenta acercarse a ver si cambia de opinión y le pide colaboración, o le quita las herramientas con las que en ese momento está el hada trabajando, cosa que no gusta nada al hada. Y así pasamos de una maravillosa paz al inicio de una batalla en la que ambas partes salen perdiendo.
Durante los conflictos, los señores del reino despliegan todos sus concimientos en la batalla para asegurar que dure el menor tiempo posible y nadie salga herido: escucha activa, comprensión y diálogo suelen ser las mejores estrategias para que la batalla tenga un final feliz.
El hada y el duende poco a poco van aprendiendo a gestionar sus conflictos, aunque la verdad es que la mayor parte del día en el reino se respira paz y amor. Y yo me siento muy orgullosa de ellos y de cómo entre todos vamos avanzando para vivir de una manera más consciente y feliz.
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