Cuando hace algo más de 10 años nació mi hija yo no tenía ni idea de lo que significaba tener un bebé y menos uno de sus características.

El primer año fue durísimo. Toda la gente a mi alrededor me daba su opinión sobre lo que tenía y no tenía que hacer para criar a mi hija, pero nadie se molestó en conocer cuáles eran realmente nuestras necesidades.

Afortunadamente tardé poco tiempo en averiguar que mi hija era una niña de Alta Demanda, intensa y sensible a la que no le servían casi ninguno de los consejos y de las pautas que se suponía que eran válidos para todos los niños. A partir de ahí empecé a devorar todo lo que caía en mis manos sobre niños de Alta Demanda, crianza respetuosa y maneras de educar diferentes a lo que yo conocía en ese momento pero que comprendí que con mi hija eran las que mejor funcionaban, siempre adaptándolo a sus peculiaridades y necesidades.

A partir de ahí vinieron muchas formaciones en las que siempre aprendía algo nuevo para aplicar en casa y que repercutía en una mejor relación con mi hija.

La última formación en la que estoy embarcada desde hace unas semanas es la de Disciplina Positiva para Familias y me está gustando mucho. Estoy aprendiendo cosas nuevas y reforzando otras que ya sabía, y sobre todo estoy compartiendo con un grupo de familias la experiencia maravillosa  de querer ser los mejores padres y madres que podamos ser para nuestros hijos.

El curso tiene mucha miga y da para reflexionar un rato sobre lo que hacemos y dejamos de hacer con los niños, a pensar si lo que queremos para ellos está alineado realmente con lo que luego les decimos y con nuestro comportamiento y a darnos cuenta de lo fácil que es actuar en piloto automático  pero que a la larga es mucho más eficaz actuar de una manera más coherente.

Con nuestros intensos peques es fácil perder la paciencia y reaccionar de forma impulsiva sin pensar, en lugar hacerlo de una manera más sosegada entendiendo al niño, aceptándolo sin intentar cambiarlo, atendiendo sus necesidades  pero sin olvidarte de las tuyas.

Si mejoramos nuestra manera de comunicarnos con los niños y les guiamos de una manera firme pero sin dejar de lado el respeto y el cariño, tenemos mucho terreno ganado.

La crianza no es fácil pero si cada día das lo mejor de ti y te esfuerzas por mejorar, los resultados poco a poco se van haciendo evidentes y a día de hoy te puedo decir que estoy muy orgullosa de ver que todo lo que he aprendido y practicado a lo largo de estos 10 años han contribuido a que mi hija se haya convertido en una niña maravillosa con grandes habilidades sociales, empática, amable, risueña, colaboradora y con una imaginación desbordante. Su intensidad sigue estando ahí pero poco a poco la vamos canalizando en actividades que la apasionan como cantar, cosa que hace a todas horas. Esa es una clave importante, descubrir sus capacidades y ayudarles a obtener lo mejor de sí mismos.

Si en este momento te encuentras en las primeras etapas de la crianza de tu peque de Alta Demanda y no eres capaz de disfrutar de tu hijo, no desesperes porque aunque no lo creas todo pasa y llegará un momento en el que lo conseguirás. La recompensa merece la pena 🙂


En breve se va a organizar un taller específico para profesionales de la educación, si crees que te puede interesar, aquí tienes toda la información.