Historias de mamá: Marga Amezcua

Hola Mónica,

Hace tiempo que sigo tu blog, para mí fue como abrir una ventana y entender muchas cosas que me tenían perpleja.

Cuando nació Gonzalo mi hijo mayor tenía 9 años y pensé que con la experiencia iba a ser coser y cantar esto de criar al segundo. Debí empezar a sospechar algo ya en el hospital cuando pedía el pecho cada 10 minutos y las matronas me decían que era un glotón que no me preocupara que ya produciría más leche, pero claro llegué a casa y no solo no quería los brazos de nadie (ni de su papa) porque lloraba como si lo matarán , sino que seguía pidiendo pecho cada 10 minutos, solo brazos de mamá, siempre en vertical, con 2 dias levantaba la cabeza, como si estubiera en alerta constante, nada de tumbado, ni siquiera en hamaquita, dormir fue una palabra que salió de mi vocabulario para convertirme en una zombi, pasear solo si estaba dormido, porque luego los berridos atravesaban el mediterráneo y corriendo para casa, desayunar, vestirme o ducharme pasaron a ser pruebas de velocidad mientras él dormía siestas cortísimas porque se despertaba para vigilar que yo estuviera cerca.

Me cambiaron la dieta para que mi leche fuera más espesa (acabé con empacho claro), le dieron variagil al niño para que durmiera (pero ni con esas), hasta la pediatra en sus revisiones me dijo vaya genio tiene el niño, este va a ser difícil de criar, y un largo caminar hasta que dí con vosotros y no me sentí la peor madre del mundo de lo mal que lo estaba haciendo.

Entendí que él era así porque era así y no por nada que yo estuviera haciendo mal. Así que gracias por compartir conmigo vuestras experiencias.