Hoy quiero presentarte a Montse. La concocí a través del grupo de lactancia de mi ciudad cuando nuestros hijos mayores contaban apenas un añito. Ahora tienen casi siete.
Cada vez que nos encontrábamos resultaba más evidente las similitudes en el comportamiento de nuestros hijos, y así poco a poco, compartiendo conversaciones a saltos mientras nos ocupábamos de los nenes fuimos tejiendo una amistad. Nos unía además de nuestros inensos hijos, una manera parecida de entender la crianza, así que charlar de vez en cuando aunque fuese a trompicones nos daba un poco el apoyo que necesitabamos.
Hoy todavía seguimos disfrutando de conversaciones a saltos, pero ahora debidas a nuestros hijos pequeños. Los mayores en cuanto se ven se ponen a jugar y se entienden perfectamente.
Algún día podremos tener esa conversación tranquila que tantas veces hemos deseado tener.
Puedes leerla en sus dos blogs: El baúl de Mon y Entre mimos y juguetes.
Te invito a concerla.
¿Antes de tener hijos, qué pensabas de la maternidad?
Ahora me he dado cuenta de que no pensaba nada… me refiero a que no me preguntaba cosas, no profundizaba. Sencillamente me quedaba con el concepto de maternidad que me llegaba de fuera, de la sociedad en general. Del mismo modo me he dado cuenta de que me resultaba mucho más sencillo hablar sobre la maternidad entonces que ahora…. ahora que soy madre veo la complejidad y la profundidad de lo que supone ser madre. Ahora soy «consciente» de mi maternidad. Es cuando la siento, cuando la disfruto, incluso cuando más la cuestiono o cuando más me pregunto.
¿Cómo cambió tu vida cuándo nació tu primer hijo?
Quedó «patas ariiba». Dió un giro de 180 grados. Nada era como esperaba y fue un comienzo en todos los sentidos. O quizás no fue mi vida sino yo la que cambió. O yo y mi vida conmigo… Con el tiempo me he dado cuenta de que cuando mi hijo mayor nació, yo nací como madre junto a él.
¿Qué cosas hacía tu hijo diferentes al resto de los niños?
Fundamentalmente las características que saltaban a la vista durante sus primeros meses eran las siguientes: No dormía casi nada (desde luego no lo que decían los libros que debía dormir), lloraba mucho y se pasaba el día y la noche enganchado al pecho. Y no puedo dejar de mencionar otra característica más: su capazo, su cuna y su moises «tenían pinchos». Brazos, brazos y más brazos. Contacto. Y ahora sé que si el contacto es piel con piel, mejor que mejor.
El recuerdo que tengo de esos meses es básicamente que me resultaron muy duros porque me sentía muy perdida. Lloré mucho, sobre todo las primeras semanas. No podía dejar de pensar que no sabía satisfacer las necesidades de mi hijo, que había algo que él me decía y que yo no conseguía averiguar.. Luego poco a poco, tanto instintivamente como buscando aquí y allá, todo fue colocándose en su lugar.
¿Cuáles son sus características más peculiares?
Su intensidad.. Es tremendamente intenso en sus emociones. Una intensidad inherente a cada espacio y recoveco de su carácter y de su forma de ser y hacer.
¿Tenías apoyo de la gente: pareja, familia, amigos…?
Mi mayor apoyo ha sido mi pareja. Ha estado conmigo 100%. Y parte de mi crecimiento como madre ha sido posible gracias a ese apoyo incondicional.
En cuanto a familia y a amigos creo que he tenido y ha habido mucho respeto, No me he librado de comentarios y de «consejos no deseados» pero en general creo que si echo la vista atrás veo positivamente que me han dejado bastante tranquila. Lo que sí me ha quedado muy claro desde el principio es el tremendo desconocimiento en general que existe del bebé de alta demanda.
¿El comportamiento de tu hijo afectó a vuestra vida de pareja, a la relación con vuestras amistades, a vuestra vida en general?
Difícil pregunta. Quizás sí…. si quieres que lo haga, si lo permites y con ese si lo permites me refiero a todo el bombardeo que puedes llegar a recibir desde fuera que te hace dudar. Mi pareja sabe como es nuestro hijo, lo conoce y lo acepta. Y ese paso adelante es muy importante. Estar de acuerdo en la manera de criar o al menos intentar respetarse o llegar a un acuerdo si hay disparidad de opiniones me parece fundamental.
Cuando un hijo llega a tu vida, ésta cambia y es lo normal.
Por otro lado el vínculo que estableces con tu hijo, que lo haces, creo que te hace más fuerte.
Así que en resumen…. te diría que sí y no…. nuestra vida en general es la que queremos llevar, nuestra vida de pareja es la que queremos llevar (hago un inciso, comunicación, comunicación y más comunicación en pareja. Difícil con un bebé de alta demanda lo sé…) y los amigos…. pues ha habido de todo, amigos que han llegado, amigos que se han quedado y amigos que se han distanciado.
¿Cómo le afectó la llegada de su hermano?
Creo que dudó sobre el lugar en el que quedaba él en casa y la familia con la llegada del bebé. Alguna vez me preguntó directamente si le ibamos a dejar de querer, por ejemplo. Sus demandas para estar conmigo aumentaron y por otro lado se unió muchísimo a su padre.
A veces queda claro cómo le cuesta mantenerse en su rol de «hermano mayor», igual que veo cómo han aumentado nuestras exigencias para que se comporte como «un niño mayor» y un «buen ejemplo».
En el fondo TODOS tuvimos que «reubicarnos» al nacer el pequeño y encontrar nuestro sitio de nuevo.Creo que aún estamos en pleno proceso.
¿Has notado cambios en su manera de ser al crecer?
Creo que debería pensar despacio sobre esta pregunta. Sigue siendo el mismo de siempre, el mismo bebé pero a la par noto que su carácter se ha ido forjado y ha ido saliendo a la luz. Creo que está siguiendo su propio proceso, su propia evolución mezcla de la edad (del hecho natural de que va creciendo), de sus experiencias, de su entorno. Más que cambiar siento que ha crecido, con todo lo que ello implica.
Una característica que cada vez queda más clara con la edad es que es «muy él mismo». Es muy espontáneo, muy sincero, a eso me refiero… lo que en ocasiones le lleva a no ser «politcamente» o «socialmente correcto»
¿Qué es lo mejor de tener un hijo de alta demanda?
En mi caso en concreto el vínculo afectivo tan estrecho que hemos creado el uno con el otro y la oportunidad que me ha dado de aprender a hacer las cosas de otra manera, ser yo misma como madre…. como dice la canción…. «a mi manera», a nuestra manera.
¿Y lo peor?
Mis peores enemigos: los nervios y el cansancio. Ellos requieren tiempo, requieren paciencia, requieren tranquilidad y mucho contacto y no siempre es fácil. A veces para comprenderles, para llegar a su universo interior, nosotros los adultos tenemos que «desaprender» y volver a ser los niños que fuimos, y esto tampoco es fácil.
¿Crees que tú has cambiado?
SÍ. Sin duda alguna. He cambiado o visto de otro modo siento que he evolucionado.
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