Cuando nació mi hija, yo nunca había oído hablar del colecho.
Había comprado una cunita con mucha ilusión y la tenía al lado de mi cama. Estaba completa, con sus sábanas, su edredón con unos dibujitos de unos perritos y la chichonera a juego. También tenía un carrusel con música, heredado de mis sobrinos. Todo estaba preparado para que la nueva inquilina ocupara su lugar. Pero la primera vez que la dejamos allí empezó a llorar como si la cuna tuviese pinchos. Lo intentamos muchas veces , «tenía que dormir allí», nos decía todo el mundo, pero mi hija parecía tener otros planes.
Las pocas veces que se quedaba dormida lo hacía muy intranquila, haciendo tanto ruido que nosotros no podíamos pegar ojo.
El cansancio empezó a hacer mella en nosotros y a los pocos días, una noche mientras estaba dándola el pecho en una de las múltiples tomas que hacía me quedé dormida. Cuando me desperté me dí cuenta que era la primera vez que las dos dormíamos desde que había nacido. Ella estaba pegadísima a mi, tranquila, dormidita.
Seguimos intentando que durmiese en su cuna, porque todo el mundo a nuestro alrededor nos decía que no podíamos meterla en nuestra cama, que no era bueno, que luego no la íbamos a sacar de la habitación y mil cosas más. Pero ella lo tenía claro. Sólo dormía si estaba pegada a mi. El contacto físico, es una de las características de los bebés de alta demanda.
Así que sin saberlo, empezamos a colechar, y lo hicimos por supervivencia. No aguantábamos más noches sin dormir, después de pasar todo el día de forma tan intensa: con muchos llantos, muchos brazos, mamando sin parar y sin descansar.
Poco después leí que eso que nosotros hacíamos se llamaba colecho. Que hasta hace no demasiados años era lo habitual y nadie se escandalizaba. Que lo de dormir los bebés en cunas y separados de los padres es un invento moderno. Y que incluso tiene beneficios sobre el bebé.
Algunos de los beneficios son: se estimula la lactancia materna, se regula la temperatura corporal, su fase de sueño profunda es menor, con lo que el riesgo de muerte súbita baja, una mayor estabilidad cardiorrespiratoria y mayor oxigenación y disminución de los episodios de llanto.
El colecho sólo está desaconsejado en el caso de haber tomado drogas, alcohol o si eres fumador. Tampoco se puede practicar colecho si estás muy cansado o tienes exceso de peso.
De esta manera casi sin querer empezamos a colechar y a descansar. Por la noche seguía teniendo mil despertares, pero al estar a su lado y enseguida darle el pecho, las dos nos volvíamos a dormir en seguida. Y descubrimos que no sólo era cómodo si no que también era genial.
Mi hija ya no es un bebé y ya no tiene múltiples despertares, pero al igual que durante el día es muy activa, por la noche duerme intranquila y teniéndola cerca con solo tocarla se relaja y sigue durmiendo.
Ahora dormimos los cuatro juntos y es algo maravilloso. Duermo entre mis hijos y me siento tranquila, me siento feliz, me siento completa. Miro a un lado y luego al otro y siento que no necesito más, que todo lo que quiero está ahí. Y me siento afortunada por haber descubierto el colecho. Una vez más mi hija fue la que me mostró el camino.
Despertarnos todos juntos por la mañana es la mejor manera de empezar el día. Cuando ellos se ven y se sonríen y se sienten felices por estar ahí se que lo estamos haciendo bien.
Hola Monica,
Llegue a tu blog después de leer tu artículo en el de Priss. Nosotros también colechamos desde el principio y como tu ni sabía que había personas en contra por que mis padres también colecharon y en mi familia extendida es de lo más común. La verdad es que al igual que tu si hubiese intentado usar cuna habría terminado colechando, mi actual bb sólo se vuelve a dormir por las madrugadas a la teta y bien abrazadito.
Por cierto, puede un niño ser de alta demanda pero tener muy buen dormir? Es que recuerdo que mi hijo el mayor que ahora tiene casi 7 era de muy buen sueño aunque si presentó algunos de los otros «síntomas» y sigue siendo bastante hiperactivo y demandante de mi atención además de otras cualidades.
Saludos.
Hola Yvett. Qué suerte que en tu familia sea común el colechar.
En cuanto a tu pregunta, un bebé de alta demanda cumple una serie de características, pero no tienen que darse todas a la vez. Si tu bebé dormía bien pero necesitaba mucho contacto, era hipersensible, insatisfecho…seguramente era un bebé de alta demanda. Las características nos dan una idea pero luego hay que mirar a tu hijo de una forma global, si es intenso para todo, si no se conforma con nada…es en conjunto y también hay que tener en cuenta cómo lo sentimos nosotras.
Un abrazo.
Mónica, me gusta no sólo el contenido de tus posts, sino también la claridad y sencillez con que lo expones. Creo que siempre que los leo, veo el paralelismo inevitable con todo lo que nosotros hemos pasado y vivimos en la actualidad.
Silvia, muchas gracias por tu comentario.
Espero seguir aportando artículos que te gusten.
Hola Mónica, es la primera vez que pasamos por aquí. Te hemos conocido en el blog de Criandocreando y nos ha encantado este artículo (no hemos leído más de momento). Lo que has escrito lo podíamos haber hecho nosotros porque nos sentimos plenamente identificados con tus palabras…todo!!Igualito…Nosotros nos dimos cuenta de que la niña se quedaba tranquila en el hospital. La segunda noche, cuando la enfermera al verla llorar en su cuna dijo, «esta niña lo que necesita es dormir aquí y la sacó y me la puso al lado en la cama». Pero cuando llegamos a casa, aunque todo tenía pinchos (cuna, silla, coche…) y sigue teniendo, insistíamos en que durmiera en su cuna porque creíamos que era lo mejor y porque teníamos miedo de aplastarla si dormíamos con ella. Un día lo probamos porque estábamos agotados y ahora estamos felices. Los tres descansamos y podemos llevar una vida normal.
Un saludo y gracias por este post!Ayuda sentirse identificado.
P.D. Te invitamos a que visites nuestro blog por si te interesa, http://nuestromundodepadres.blogspot.com.es/
Hola R y R, me alegro de haberte ayudado, es tranquilizador ver que no eres la única en hacer las cosas «diferentes»
Me he pasado por tu blog y me ha gustado mucho. Te he dejado un comentario.
Espero que sigamos leyéndonos.
Un abrazo.
Hola Mónica, me parece que todo lo que escribes y aconsejas forma parte de nuestra naturaleza como madres y desde hace años hemos querido ir en contra de ella. A mi me ha encantado colechar desde el inicio aunque no he tenido el apoyo de mi pareja . Tengo mellizas y es complicado llevarlo de manera armoniosa contentando a todos. Ahora ya mis hijas tienen 5 años, yo me levanto a las 6 de la mañana y hemos intentado que las noches sean más cómodos para todos ,esta siendo bastante complicado. Como pasamos del colecho a dormir cada uno en su cama?
Hola Silvia, estoy segura que cuando tus hijas estén preparadas lo harán sin problemas, tal vez aún no sea el momento.
Un abrazo
Mónica
Sólo una observación: la necesidad del contacto fisico no es absolutamente caracterisitica de niños’de’alta demanda, es una caracteristica de todo recien nacido, de todos los bebés.
Monica, he llorado tanto con tu articulo: años de darle bola a los demas: cuñadas, tios, abuelos, psicologos…..para descubrir que mi hijita solo necesita sentirme cerca: sentir mi olor, mi calor. Nada tan simple como eso. Gracias. Hoy tiene 8 años y hace poco dejo de dormir conmigo, aunque algunas noches vuelve. Hoy se que no tiene nada de malo. Y ya no siento culpa. Gracias de nuevo.