Hoy te quiero contar otra anécdota que nos sucedió estas vacaciones.
 
El otro día te hablaba del tiempo que necesitan los niños de alta demanda para acostumbrarse a las cosas nuevas.
 
Hoy te voy a hablar de algo relacionado ya que cuando a un bebé de alta demanda le das tiempo para desarrollarse sin presiones, se convierte en un niño seguro de sí mismo e independiente.
 
Mi hija, cuando era un bebé estaba siempre encima de mí. Cuando empezó a caminar y empezamos a frecuentar parques, ella siempre estaba sentada sobre mí observando con atención todo lo que hacían el resto de niños. Yo de vez en cuando le preguntaba si le apetecía acercarse a los niños (conmigo por supuesto) y ella casi siempre decía que no. Así que seguíamos sentadas en el banco viéndo a los niños jugar, saltar, correr…
 
Ella seguía cumpliendo años y seguía cerquita de mí en situaciones de mucha gente y mucho jaleo. Aunque poco a poco se le notaban más ganas de interactuar con los demás. Si algún niño mayor que ella o adulto le hablaban, ella respondía tranquilamente, pero con los niños de su edad no terminaba de encajar.
 
Se dió alguna situación en las que una sola niña o niño se le acercaban a jugar y ella aceptaba, hasta que aparecían más niños y entonces ella volvía a su refugio, a mi lado.
 
A mí a veces me daba rabia ver cómo el resto de niños se divertía y cómo las madres se sentaban en un banco a charlar entre ellas, mientras nosotras nos quedábamos en un banco a parte, pero tenía claro que si ella no estaba preparada no iba a obligarle a hacer algo que no quería. Obligar a un niño a que juegue con otros si no le apetece no tiene mucho sentido para mí ya que se supone que jugar debe ser algo divertido.
Y llegamos al momento actual, bueno a hace unas semanas en que disfrutamos de unas vacaciones en un bonito camping. Siempre nos ha gustado ese tipo de vacaciones porque disfrutas más de la naturaleza, de estar todo el día al aire libre y del contacto con otras personas.
 
Al poco de llegar pasaron unas niñas cerca de nuestra parcela y se pusieron a hablar con mi hija, a los pocos minutos nos dijeron que se iban a dar una vuelta. Era un sitio seguro y la vuelta consistía en rodear las casetas que había en esa zona, así que no había peligro y la dejamos. Llevaba un walkie talkie y una linterna y eso le hacía sentirse segura y mayor. Había veces que incluso se iba ella sola a dar una vuelta y otras se llevaba a su hermano que se iba encantado de la mano a «explorar» el camping.
Verla disfrutar de esa manera de su independencia, de sus nuevas amigas y de sus juegos, me hizo reafirmarme en mi idea de lo importante que es respetar el ritmo de cada niño. 
 
Mucha gente pretende que sus bebés sean independientes, entendiendo por independencia que duerma solo y se entretenga solo, pero la realidad es que los bebés son seres tremendamente dependientes, y que si en esa época se sienten acompañados, cuando estén preparados se convertirán en niños seguros e independientes de verdad.