Si me sigues hace tiempo seguro que ya sabes que mi vida ha dado un giro de 180º en los últimos meses:
- Dejamos de ser una familia homeschooler para convertirnos en una familia implicada en sacar adelante un fantástico proyecto educativo.
- Empecé a conducir después de 19 años con mi carnet cogiendo polvo en la cartera.
- Terminó mi excedencia y volví a mi antiguo trabajo «solo» por las mañanas
- Después de casi 7 años de lactancia, he dejado de ser una madre lactante.
Como ves el cambio ha sido importante y nos ha generado muchos nuevos aprendizajes, algunos positivos otros no tanto:
- He aprendido a delegar. Pasar de tener toda la responsabilidad en la educación de mis hijos a delegarla en otras personas me ha supuesto un gran reto, por suerte tanto las profes como mis hijos me lo han puesto bastante fácil, pero tengo claro que el período de adaptación fue mucho más duro para mi que para ellos.
- He aprendido que cuando quieres algo de verdad te sientes preparado y simplemente lo haces. Esto lo he comprobado conduciendo. Nunca me ha gustado y lo he evitado siempre que he podido, ahora tenía una motivación para hacerlo y lo he hecho tan ricamente como si hubiese pasado toda mi vida conduciendo (bueno le he hecho unos pequeños rozones pero a mi favor diré que esos días me encontraba especialmente mal física y/o anímicamente)
- He aprendido que mi capacidad de organización ha sido fundamental para recolocar nuestro gran cambio de vida, y gracias a eso poco a poco todo va poniéndose en su lugar.
- Aprendo cosas nuevas en mi trabajo a diario: nueva organización, nuevos retos, nuevas caras…
- He aprendido que la conciliación laboral y familiar es muyyyy complicada si no tienes una buena red de familia extensa y amigos dispuestos a echarte un cable.
- He aprendido que el soporte emocional es muy importante en el día a día y que a falta de un acompañamiento físico bien vale uno virtual.
- He aprendido que cuando estamos nerviosos y cansados los virus no nos dan tregua y así llevamos todo el invierno. El lado bueno es que estamos modificando algunos hábitos y buscando un modo de vida más tranquila.
- He aprendido (bueno esto ya lo sabía pero lo compruebo a diario) que la intensidad y sensibilidad de mis hijos aumenta cada día más. Todos estos cambios aunque positivos en su mayoría nos han traído una gran dosis de estrés, nervios, prisas….que no siempre son fáciles de gestionar.
- He aprendido mucho sobre piojos, realmente mucho más de lo que quisiera (puajjjj) por ejemplo que el colecho y los selfies son los mejores transmisores de piojos, que no «atacan» a todos las cabezas por igual, que a algunas personas les produce granos en el cuello, que un piojo pequeño es difícil de reconocer, pero un piojo grande es….puajjjjjj. De verdad que me gustaría no saber tanto sobre los piojos.
- He aprendido a confiar, a fluir, a no preocuparme tanto, a relativizar…..bueno todas estas estoy en proceso de aprenderlas aún pero lo conseguiré, de ello depende mi salud mental ahora que mi tiempo ya no es mío y depende de tantísimos factores y personas.
Y el mayor aprendizaje de todos es que los cambios afectan mucho a los niños de alta demanda y también a los adultos, que en la medida de lo posible es mejor hacer los cambios de uno en uno, y sino se puede tener kilos y kilos de paciencia disponibles para solucionar los conflictos que sin duda van a surgir y tener altenativas que ayuden a relajar tanto a los niños como a los padres.
Y he aprendido que siempre siempre, pase lo que pase, al final siempre sale el sol.
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