Hoy tengo el gusto de presentaros a una amiga virtual, se trata de Dulcia Olivari es mama de 2 niños, un varón de 5 años y una nena de 2. Trabaja en Casa y emprende por internet. Tiene un blog sobre maternidad y crianza en Una Mamá Feliz. Y sobre Emprendimientos Online para Mamas en Mama con Blog. También hace diseños web.
Nos cuenta una preciosa historia sobre su hijo de alta demanda.
Es mucho lo que la gente opina sobre los niños y nuestra forma de criarlos. Nadie sabe lo que una mama sufre física y mentalmente cuando un niño demanda demasiado.
En mi caso, yo creo que mi primer hijo fue de alta demanda. Tomaba teta cada 20 minutos y quería, obviamente, estar todo el tiempo a upa. Siempre le costaba jugar solito, y necesitaba continuamente mi atención y presencia.
Pero esto no lo supe hasta que nació mi segunda hija, y vi que ella tenía otra personalidad totalmente distinta. Durmió 8 hs. desde los 15 días, en su propia cuna. Tomaba teta y a las 3 hs. (si se acordaba) pedía nuevamente.
Hoy, con 2 años, juega solita, no tiene problemas para quedarse con otras personas que no son su familia y demás.
En cambio, mi hijo de 5 años, todavía necesita dormirse con nosotros, quiere estar continuamente con nosotros y se aburre si está solo.
Algunas mamas, han criticado que el durmiera todavía con sus padres. Que no iba a fomentar su independencia, que iba a ser inseguro, y millones de pronósticos más.
Nosotros dudábamos también, pero siempre conscientes de que tratamos de hacer lo que nos parece, lo que nos hace sentir bien, y nunca dejando de ser sus guías.
Él va a sala de 5 del jardín y en este año, hay una noche que duermen en el jardín, y otra en un campamento (con semanas de diferencia).
Mi hijo, tuvo una sola noche en su vida que durmió lejos de nosotros dos. Ese día, lloro y le costó (con 4 años).
Además, todavía no controla esfínteres a la noche, por lo que todavía usa pañales.
Con este trasfondo, realmente dude de él. Y si realmente le iba a costar, quedarse una noche, sin nadie de su familia.
Él estaba bastante nervioso, una por que todavía usaba los pañales y no se quería hacer pis, y otra que: ¿Qué pasaba si nos extrañaba?
Mis respuestas fueron:
– Vamos a comprar esos pañales tipo calzoncillos (¡guarda si decía bombachitas! ¡Que esas son para nenas! 😉 y te los pones en el baño abajo del pijama. Le avisamos a su seño y acepto sin problemas.
– Si nos extrañas, le comentas a tu seño, ella te va a abrazar y tranquilizarte. Y si no dejas de extrañarnos, ella nos va a llamar y yo voy a venir lo más rápido que pueda a buscarte. De eso no dudes, que tu seño no va a dejar que te sientas mal.
Después de esas dos frases, mi hijo estaba feliz, nervioso pero contento muy ansioso por que llegara ese momento.
Llegó el día, fuimos y se quedó sin problemas.
Mi sensación era de rareza. Estaba en una situación que no había estado casi nunca (¡en 5 años!). Lo extrañaba, pero estaba feliz que esto le iba a servir y ayudar en su proceso de maduración.
Pero también, tenía miedo de que realmente el tuviera miedo, que no pudiera sentirse seguro y que necesitara de nuestra presencia.
Al otro día lo fuimos a buscar, y lo primero que me dijo fue: mama ¿Cuándo puedo quedarme otra vez a dormir acá? Es que me encanto.
Y así fue, como un niño de alta demanda, con 5 años, que todavía duerme con nosotros, es un ser que está aprendiendo a ser independiente por sus propios miedos y a su tiempo.
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